Dulce de leche San Ignacio

dulce de leche San Ignacio

Hoy probamos Dulce de leche San Ignacio

Sería mi cumpleaños de seis o siete, y el dueño del almacén de mi cuadra, al enterarse me hizo un regalo: dulce de leche San Ignacio en lata de un kilo. No recuerdo si en casa ese año hubo festejo, ni cuales fueron los otros regalos, pero si de esa mágica lata de dulce de leche que hasta ese momento veía tan lejano.

El dulce San Ignacio en lata era, en mi familia, un bien suntuario. Comprábamos cada tanto algún Gándara, Casanto o los clásicos la Serenísima o Sancor, todos en envase de plástico, más accesibles al bolsillo.  Hoy hemos vuelto a comprarlo, no ya como bien suntuario -aunque no es de los dulces más baratos-, sino para degustar en familia.

Reseña de San Ignacio

San Ignacio clásico, en lata, es de los dulces más ricos que probamos últimamente. Su color es intenso y brillante, de textura acaramelada, bien sabroso.

Uno suele magnificar los recuerdos de la infancia, «el tomate era más sabroso», «el salón de actos de mi escuela era grande como la cancha de Gimnasia» o «las mandarinas más dulces», algunos muy difícil de comprobar (cómo comparar sabores con 30 años de diferencia), pero al volver a entrar a la escuela a la que uno iba y ver ese salón de cinco por cinco nos cuestiona otras comparaciones. En este caso puntual, la memoria no traiciona. Yo recordaba algo exquisito.Dulce de leche San Ignacio en plástico

Este dulce también se presenta en envase de plástico, vidrio y cartón. Probamos el de plástico, que estaba dentro del programa Precios Cuidados 2016 y no notamos diferencias con el de lata. Así que lo incluimos en este artículo.

Elaborción para terceros

Una particularidad de San Ignacio es que produce y envasa para decenas de marcas reconocidas: Poncho Negro, Balcarce, Havanna, El Bolsón, Freddo y Nativo, entre otros. «Actualmente, la producción a terceros aporta el 30 por ciento de la facturación», cuenta Alejandro Bertin, director de San Ignacio.

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